Racismo en las calles y la politica boliviana

!Camba!, ¡colla! ¡indio! ¡k\'aras! ¡t\'aras!,, “somos mestizos” o “ellos son blancoides”, “amarillos”, “nosotros somos los originarios”, “los de la media luna”, “carayanas”, “patas amarillas” . Dichas frases se escuchan con más frecuencia en las calles y lastimosamente muchas veces son propagadas por nuestros representantes políticos. El mismo escritor Mario Vargas Llosa ve que el racismo en Latinoamérica está cobrando protagonismo y fomento precisamente por nuestros políticos, quienes en su intento de reivindicar al pobre o indígena crean un sentido de venganza y de resentimiento en las masa oprimidas.

La llegada de Evo al poder es vista por muchos por un lado como la reivindicación de 5 siglos de opresión por parte de los “blancos” o “mestizos” contra los millones de indígenas que pueblan nuestra nación. Pero por el otro lado es vista como fomento al racismo o lucha de los indios contra los Blancos. Esta es la tesis de Vargas Llosa.

En Bolivia los problema entre el gobierno y la oposición, la autonomía y el centralismo, cambio de cede, etc. no se los puede describir que de esta forma “la lucha entre los collas y cambas”, la demanda de capitalía es vista por muchos no solo como un problema entre La Paz y Sucre, sino entre Oriente y Sur. Ambos departamentos en sus cabildos enfatizaron la búsqueda de la unidad nacional, sin embargo ninguno de los dos quiere ceder. Si las cosas siguen así, creo que la demanda de la capitalidad derivará en el fracaso de la constituyente o en el enfrentamiento entre bolivianos.

Según Germán Castedo, Vcpte del Comité Cívico pro Santa Cruz. “Hay racismo, pero es de parte de la gente que está gobernando. El racismo está en las estructuras de poder y además es un racismo radical. Los orientales no podemos decir que somos racistas porque desde hace 40 ó 50 años, en Santa Cruz, tenemos un Cristo Redentor que dice bienvenido a todos los que llegan. En los últimos años este pueblo ha recibido a 780 mil hermanos del occidente y han tenido todos las mismas oportunidades y unos han logrado más que otros”

Yo si creo que ambos lados, tanto collas y cambas somos culpables del racismo en Bolivia. Darle la culpa solo al gobierno sería como decir que Madonna es conservadora o Fidel y Busch son buenos amigos. Absurdo. A mi manera de ver las cosas lo que hay en Bolivia es ignorancia e intolerancia que se refleja en el racismo. Lo que existe es una gran ignorancia respecto a la riqueza a la diversidad cultural y de identidades que existe en el país y, a raíz de esta ignorancia, surge la intolerancia que se está viviendo en la actualidad.

Según Felipe Quispe ex ejecutivo de la CSUTCB, en su investigación sobre la palabra raza en quechua, guaraní, aymara y otras lenguas orignarias, tal palabra no existe. Según él no hubo raza, y quien la trajo fue Colón de ahí que desde aquel momento se ve a los indígenas como inferiores. Según él, por eso no hay generales (uniformados) Mamani. Como tampoco antes había ministros, cancilleres, diputados indígenas y los que logran entrar se cambian el apellido. En sus propias palabras “Hay una lucha de razas y en estos tiempos se nota más porque ningún blanco quiere hacerse manejar por un indio. Estamos gobernados por un indio porque el indio ha levantado la cabeza en el año 2000 para romper la cadena racial”.

Creo que ahora más que nunca se está sobrealimentando el racismo en Bolivia, antes se lo mantenía en forma privada y en círculos conocidos, ahora hasta en los medios de comunicación se lo puede ver, lástima que nuestros representantes políticos no son inmune a esto, pues ya han hecho del racismo política. Recuerdo una vez que en un artículo decía ‘El sándwich de chola es rico, pero ahora se hace sándwich de chola en otro lugar que es más limpio’. Si es más limpio ya no es de chola, eso es manejo sutil del racismo. Otra forma de evidenciar el racismo es ver que hay medios escritos que indican que en Bolivia todos son mestizos, eso también es racismo, o generalizar que todos somos indígenas también es racismo. El hecho de concebir de manera homogénea una sociedad es negar la identidad de los otros y eso es racismo.

Se debe reconocer que en Bolivia existen aymaras, árabes, judíos, quechuas, europeos, gringos y otros, pero de la mano de reconocer su diferencia. Además, el lenguaje racista que manejan nuestros políticos – ya sean del gobierno o de la oposición - es peligroso porque se está alimentando el racismo a través de grupos económicos y sociales y esto nos puede llevar a enfrentamientos entre bolivianos.